“… Para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola: ‘En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios…, y una viuda que acudía a el con frecuencia….’”
Jesús invento esta parábola para enseñar la importancia de no fallar de esperar y pedir de Dios lo que necesitamos. En estos días, tenemos otro ejemplo a contemplar, un ejemplo real y recién, el rescate esta semana de los mineros en Chile.
El supervisor de los 33 mineros Chilenos atrapados en la mina es un héroe de 54 años y capataz en el yacimiento San José en
COPIAPÓ, CHILE. Su nombre es Luís Urzua.
Luís Urzua consiguió que se cumpliera su deseo de ser el último minero en abandonar el refugio donde 33 obreros pasaron 70 días esperando un rescate que para muchos se antojaba milagroso.
Fue elegido por sus compañeros como el líder natural en medio de la tragedia ocasionada por el derrumbe en agosto que los sepultó a 700 metros, o casi medio milla debajo del superficie de la tierra.
Su condición de líder le valió ser escogido como el último de los 33 que abandonó la mina, con lo que pasó a ser en la historia del ser humano que más tiempo ha permanecido en esas condiciones, pensando en el bienestar de sus compañeros.
En situaciones parecidas, y con menos tiempo perdido otros ser humanos han caído a las acciones mas repulsivos que pueden pasar entre humanos, incluyendo a canibalismo. Por su fe y su esperanza este grupo perdido no cayeron en las mas feas tentaciones y pecados.
Todos destacan que Urzua es un líder que siempre se ha preocupado mucho por su gente, aun cuando el mismo estaba muriendo de hambre igual como todos sus compañeros.
Llegado hace pocos meses a la mina, este jefe de turno impuso disciplina en el grupo, racionó la comida, distribuyó tareas y organizó turnos de trabajo. En la profundidad de la mina San José, Urzua impuso en los primeros 17 días de encierro una rutina alimentaría que se repetía cada 48 horas: los mineros ingerían dos trozos de atún en lata y media taza de leche. Deposito todo la comida disponible en un lugar publico. Les hizo comer todos a la vez en un circulo permitiéndoles ver que nadie tenia mas, y todos tenían igual.
Los organizo grupos de trabajo y tareas. Dijo que si iban a sobrevivir tenían que encontrar agua fresca y hicieron pozos para ojos de agua. Les dijo, “Vamos a sobrevivir. Necesitamos un pozo” y encontraron dos.
Los animaban en su fe, y a orar. El mismo dice que aprendía nuevamente a rezar. Asigno un hombre ser el ministro religioso para el grupo ya que la mayoría eran Católicos. Y no olvidemos los quienes estaban rezando arriba, la tripulación de rescate, los familiares e amigos, y hasta mas de un mil millones de personas a través del mundo observando por televisión. Eran momentos de esperanza, fe e oración mundial.
Allí abajo, Luís Urzua enfrentaba al desanimo cuando no hubo esperanza. Peleaba contra el caos natural del ser humano desanimado, y 33 mineros perdidos sobrevivían 17 días sin esperanza, y luego dos meses mas guardando la esperanza que les quedaba. Cada día era mas difícil mantener la esperanza. Luís Urzua era como Moisés en aquel monte rezando para los soldados Israelí contra los amalecitas.
Según las estimaciones después que fueron descubiertos por sus colegas en la superficie, quizás el rescate iba tardar hasta la Navidad. Cuando hicieron el primer contacto telefónico con el ministro de Minas, Urzua le dijo, “Estamos bien, esperando que usted nos rescate». A pesar de lo obvio, de la imposibilidad de rescate aparente, el supervisor logro mantener la esperanza de su grupo. No perdieron a ninguno. Todos fueron rescatados.
Jesús nos pone como modelo el juez y la viuda para enseñarnos de la importancia de insistir, de orar, meditar, reflexionar, entra en dialogo con Dios, a pesar de la injusticia y la maldad que nos rodea. Seguramente Luís Urzua y sus compañeros no solo estaban rezando para el rescate de la mina, sino también para evitar las peores acciones que un hombre pueda causar a otro, que se mantenían unidos como hermanos, uno para todos, todos para uno.
Es fácil imaginar que los demás mineros estaban rezando para Luís Urzua, que no cae al cansancio o desanimo el mismo, y que como Moisés, mantenía sus brazos levantados a Dios. Ellos dependía en la fe e esperanza y la persistencia de el. Luís Urzua mantenía la unión necesaria para sobrevivir. Por lo menos tenemos a un ejemplo nuevo de la necesidad de perseverancia, y no dejar de rezar, nunca. Los mineros Chilenos están a salvo por su fe y perseverancia.
Lucas 18:1-8