El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una gran luz;
sobre los que vivían en tierra de sombras,
una luz resplandeció.
700 años antes de la primera Noche Buena, el profeta Isaías ya la vio: Una gran luz que iba resplandecer sobre todo el mundo.
¡Cuando nosotros celebramos la Navidad y el Nacimiento de Jesús, estamos celebrando la Humanidad de Dios!
Dios se hizo hombre. Cuando están adorando al Niño Jesús, están contemplando a Dios.
Y cuando Dios se hizo hombre, la historia del mundo cambio para siempre.
¿Pueden imaginar? ¿Por qué Dios se hizo hombre? ¿Qué tiene el hombre que Dios quería hacerse hombre? ¿Y porque un niño inocente, quien no podía defenderse? ¿Es que Dios estaba incompleto sin hacerse hombre, y se hizo hombre para ser completo?
O quizás, Dios se hizo hombre para completar al hombre en su ser. O sea, que Dios se hizo hombre porque siempre amaba al hombre, y Lo hizo para amar y vivir siempre con El. Como que nosotros estábamos incompletos, y el se sacrifico para nosotros.
Si, estábamos nosotros incompletos, desnudos frente al pecado del mundo, sin defensa frente a los demonios. Dios se hizo hombre para salvarnos en su amor.
¿Por qué este nacimiento tuvo tan gran impacto en el mundo?
Vamos a imaginar el mundo antes del Nacimiento de Jesús. Quizás es difícil para nosotros ya, quienes vivimos en un mundo formado por la Cristiandad. Antes de Cristo, el mundo no tenia razón para la esperanza. Casi todos vivían en superstición, de poderes “mágicas”, en pecado, con miedo el sufrimiento y la muerte permanente. Isaías, siglos antes de Jesús decía como era,
El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una gran luz;
sobre los que vivían en tierra de sombras,
una luz resplandeció.
Jesús fue la gran luz. Cuando Dios se hizo hombre, su luz resplandeció. Con su crucifixión y resurrección Jesús nos dio la vida eterna. El destruyó por completo la muerte. Jesús hizo su Iglesia con autoridad sobre todo pecado. La gran luz cambio toda la historia del hombre.
Ahora, podemos escoger a vivir como nunca nació Jesús. Se puede escoger el mundo sin Cristo, sin Dios. Es nuestra decisión. Y mucha gente se quedan en tinieblas, sin esperanza, con su propia decisión.
Es una decisión nuestra adorar al Niño. Podemos rechazar este reconocimiento como lo hacen en el mundo.
Cuando estamos adorando al Niño estamos rechazando el miedo del mundo, el pecado y la muerte. Cuando adoramos al Niño podemos contemplar a nuestra vida con y sin Cristo Jesús. ¿Cuál mundo queremos? ¿El mundo sin Jesús, o con Jesús? Decision critica.
Estamos viviendo en un mundo sufriendo del Covid-19 y mucho desempleo. Estamos viviendo en un mundo sufriendo de muchos miedos como la deportación y la separación de familias. Estamos viviendo en el mundo de adiciones a drogas, alcohol, y abusos. Estamos rodeado de personas quienes no crean en Matrimonio Sacramental sino en la mentira de la Unión Libre.
Pero tenemos una opción que el mundo no ofrece. Nosotros tenemos Cristo y su Iglesia y los Sacramentos que El nos dio. Nosotros tenemos el Niño Jesús. Nuestra obligación, en amor, es adorarlo. Vamos en esta Noche Buena adorar a nuestro Niño Jesús, nuestro Dios quien se hizo hombre. Y si amos al Niño, podemos aprender a amar a todo hombre como Dios ama a nosotros. Cuando adoramos al Niño Jesús, aprendemos a amar como Dios.
Traen al frente sus Niños Jesús para bendecirlo. Y esta noche adóralo, y entréguense todo a El.