Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. . . . El que come de este pan vivirá para siempre”.
Así, Jesús nos dice cuanto nos ama, y cuanto nos ofrece para vivir eternamente. No es suficiente para El estar CON nosotros, sino El quiere estar adentro de nosotros. Por eso lo comemos para estar en comunión con El, como una sola carne.
Uds. han observado como nosotros cuidamos a los utensilios que llevan al Señor, el cáliz y la patena y las copas. Y como lo purificamos después para no desperdiciar el Santísimo.
Igual cuando estamos comiendo en casa. No queremos comer buena comida de platos sucios. Tenemos cuidado de no mezclar el sucio con el limpio.
Así debe ser para nosotros, también, purificados cuando lo recibimos al Señor. Tenemos que hacer nuestro parte. Tenemos que conformarnos a Jesús. Tenemos que seguir sus mandamientos. Tenemos que comulgar en buen estado espiritual.
San Pablo dice en la segunda lectura,
Hermanos: Tengan cuidado de portarse no como insensatos, sino como prudentes,
No sean irreflexivos, antes bien, traten de entender cuál es la voluntad de Dios. …
Si nosotros vamos a vivir en el Reino de Dios, tenemos que ser fieles y honestos. Tenemos que vivir moralmente, y guiar nuestros hijos a vivir moralmente para su bien.
Cada año cuando los niños vuelven a sus escuelas, me preocupo mucho por ellos, por su fe y por sus almas. Vuelvan a mucha tentación a su honor y virtud. De igual manera estoy preocupado por sus papas y adultos quienes trabajen en el mundo, en la presencia de mucha corrupción y tentación. Tenemos que entender los peligros para ayudar a nuestros hijos, y a sus padres.
Cuando yo estaba trabajando en industria, con frecuencia escuche esta pregunta de mis colegas, “Marcos ¿Como hago yo para vivir con mi fe en el mundo?” La pregunta tenia un problema, un error. Muchos pensaban que no podían vivir en el mundo y vivir su fe. Yo también pensaba lo mismo por un tiempo. Me tomo tiempo, pero al final encontré la forma de responder a la pregunta.
Primero les preguntaba, “¿Recibieron su salario el mes pasado? Cobraran su cheque? Si les pagaron, entonces nadie les debe un centavo mas!” A cambio de su salario, su compañía o su supervisor le espera de Uds. dos cosas importantes:
1) Funcionar bien en su trabajo;
y 2) Ser responsable administrador de los bienes de la compañía. Si Uds. aceptaron y cobraron su cheque, entonces es su responsabilidad ser un empleado fiel.
Y entonces, les dijo, “¡DEJEN DE ROBAR TU COMPANIA! ¡DEJEN DE ROBAR SUS CLIPS (PAPER CLIPS, SUJETADORES DE PAPELS, O PLUMAS)!”
Mis compañeros me miraban curiosamente, como que yo había dicho algo loco. Entonces continuaba yo, “¡No me miren así! Uds. saben muy bien lo que estoy diciendo. Dejen de robar a sus compañías! Cuando nosotros recibimos nuestro salario todas las deudas están canceladas. La compañía no nos debe un centavo mas! Hicimos un trato de honor cuando aceptamos el trabajo. Después de pagarnos de acuerdo al entendimiento inicial, no nos deben ni una grapa. Ni un papel. Ni una copia del Xerox. Ni una pluma o lápiz, o sobres. Ni una llamada personal de larga distancia en los teléfonos de la compañía. Ya recibíamos nuestro sueldo.
La compañía espera que sus empleados somos honestos, y fieles administradores de sus bienes. Todos. Les debemos el mejor de nosotros.
Mi razón era que, si yo no puedo tener confianza en mi mismo con las cosas pequeñas, entonces ¿como pueda la compañía confiar en mi con cosas grandes? Desde aquel entonces mi estándar personal ha sido, “Si no es propiedad mía, no es mía!”
Uno de los Diez Mandamientos de Dios es, “No robes”. Con este estándar personal de que la propiedad de otros “No es mía”, ya era inútil para mi convencerme a mi mismo que robar una pluma o una grapa, un clip, no es un robo por ser pequeño. Y mas y mas podía apreciar el valor de personas verdaderamente honestos en el mercado, en la industria. Gente de integridad y honor. Gente justos quienes nunca robaran nada, ni un clip.
El asunto no es que Nuestro Dios me va a mandar al Infierno por el robo de un simple “clip” o un centavo. Si yo me encuentro condenado será por mi decisión de romper un mandamiento de Dios, no importa que sea pequeña o grande el robo.
¿Cuando comienza un acto ser robo? ¿Un centavo? ¿Un dólar? ¿Cien dólares? ¿Mil dólares? Personalmente tome la decisión de mantener mi estándar con una simple definición: “No es mío.” Es un estándar de vigilancia y control sobre mi mismo. Es mi responsabilidad personal ser honesto en todo.
Con frecuencia personas se presenten in el Confesionario confesando robos. Muchos me dicen, “Pero, Padre, son cosas insignificantes, cosas chiquitos.” Es como que Dios les debe perdonar simplemente porque las cosas que robaban eran pequeños! O que, simplemente cambio unos etiquetas en la tienda. Entonces, si Uds. piensen que cosas pequeñas no representan robo, aparentemente su estándar moral es pequeño. Entonces, ¡no tienen limites en su moral personal!
Algo semejante sucede cuando el niño en la escuela copia respuestas de otro, “cheating”, en un examen. Actualmente este representa tres pecados: Primero, la flojera de no haber preparado su tarea; segundo el de robar conocimientos de otra persona. Tercer, hacerse mentirosos cuando presenten estas respuestas del otro al maestro, como si fueron suyo. “Cheating” es feo. Mejor es representar al mundo el suyo que es suyo en verdad, y mantener una guardia personal que, “!Si no es mío, no es mío!” “No es mío” debe ser nuestro estándar moral y personal siempre.
El mundo necesita a Católicos morales, honestos, honrados, justos. Es mas, todo el progreso de cualquier comunidad lo requiere hombres y mujeres, estudiantes y jóvenes de mucho valor, justicia, honestidad y fe. ¡Católicos, su comunidad se necesita como no pueden imaginar! Limpio de estafas.
Mantengan limpias sus almas. Vivan su fe en el mundo. Vivan libres. Y no roben “paper clips”. Rezan para las almas de nuestros niños cuando vuelven a sus escuelas. Y, Papas, dales buen ejemplos a sus hijos. Comulguen con honor.