Todos reconocemos este evangelio del Hijo Pródigo. Es una parábola que Jesús contaba para enseñar a los fariseos y escribas a abrir sus corazones y mentes. El hijo mayor representa los escribas y fariseos.
Según la parábola, el Hijo Prodigo derrocho la fortuna que el pidió de su padre. Lo gastaba en mujeres y fiestas en un país lejano. Luego, experimentó desastre económico, bancarrota y hambre. El hijo se puso a reflexionar y se dijo:
‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.